| 44 | Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? |
| | 36 | Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies. |
| | 42 | Pues el mismo David dice en el libro de los Salmos:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra, |
| 43 | Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. |
| | 34 | Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra, |
| 35 | Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. |
| | 25 | Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. |
| | 20 | la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, |
| 21 | sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; |
| 22 | y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, |
| | 1 | Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. |
| | 13 | Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? |
| | 1 | Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, |
| | 12 | pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, |
| 13 | de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; |
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