Cantares la esposa y el esposo


 
Cantares 1:9-17
9A yegua de los carros de Faraón
Te he comparado, amiga mía.
10Hermosas son tus mejillas entre los pendientes,
Tu cuello entre los collares.
11Zarcillos de oro te haremos,
Tachonados de plata.
12Mientras el rey estaba en su reclinatorio,
Mi nardo dio su olor.
13Mi amado es para un manojito de mirra,
Que reposa entre mis pechos.
14Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi
Es para mi amado.
15He aquí que eres hermosa, amiga mía;
He aquí eres bella; tus ojos son como palomas.
16He aquí que eres hermoso, amado mío, y dulce;
Nuestro lecho es de flores.
17Las vigas de nuestra casa son de cedro,
Y de ciprés los artesonados.
Cantares 2:1-17
1Yo soy la rosa de Sarón,
Y el lirio de los valles.
2Como el lirio entre los espinos,
Así es mi amiga entre las doncellas.
3Como el manzano entre los árboles silvestres,
Así es mi amado entre los jóvenes;
Bajo la sombra del deseado me senté,
Y su fruto fue dulce a mi paladar.
4Me llevó a la casa del banquete,
Y su bandera sobre fue amor.
5Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas;
Porque estoy enferma de amor.
6Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.
7Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.
8La voz de mi amado! He aquí él viene
Saltando sobre los montes,
Brincando sobre los collados.
9Mi amado es semejante al corzo,
O al cervatillo.
Helo aquí, está tras nuestra pared,
Mirando por las ventanas,
Atisbando por las celosías.
10Mi amado habló, y me dijo:
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
11Porque he aquí ha pasado el invierno,
Se ha mudado, la lluvia se fue;
12Se han mostrado las flores en la tierra,
El tiempo de la canción ha venido,
Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.
13La higuera ha echado sus higos,
Y las vides en cierne dieron olor;
Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.
14Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,
Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;
Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.
15Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas;
Porque nuestras viñas están en cierne.
16Mi amado es mío, y yo suya;
El apacienta entre lirios.
17Hasta que apunte el día, y huyan las sombras,
Vuélvete, amado mío; semejante al corzo, o como el cervatillo
Sobre los montes de Beter.