2 de Corintios Viviendo por la fe


 
2 Corintios 4:7-18
7Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,
8que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;
9perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
10llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.
11Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
12De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
13Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos,
14sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.
15Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.
16Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
17Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;
18no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
2 Corintios 5:1-10
1Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.
2Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;
3pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos.
4Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
5Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.
6Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor
7porque por fe andamos, no por vista);
8pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.
9Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.
10Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.